Bienvenidos a "Las Paredes Dicen" por Páginas en Red

La agencia de diseño web "Páginas en Red" se enorgullece en presentar su más reciente proyecto creativo: el blog "Las Paredes Dicen". Este espacio virtual vibrante y único está dedicado a explorar el mundo del arte urbano a través de los ojos de los graffitis y las frases pintadas en los muros. Con una pasión compartida por el diseño innovador y la narración visual, "Las Paredes Dicen" promete sumergir a sus visitantes en una experiencia estética y emocionalmente enriquecedora.

Bienvenidos a "Las Paredes Dicen" por Páginas en Red

Bienvenidos a Las Paredes Dicen por Páginas en Red

En un mundo donde las ciudades son como lienzos urbanos en constante cambio, los graffitis y las frases en las paredes se convierten en testigos mudos de las historias que se entrelazan en los rincones urbanos. Cada obra de arte callejero y cada mensaje pintado capturan no solo la destreza del artista, sino también las voces de la comunidad, las preocupaciones sociales y las expresiones culturales. "Las Paredes Dicen" se adentra en este tejido creativo y social para desentrañar los significados ocultos y las conexiones que existen en estos fragmentos de arte urbano.

El blog ofrece una inmersión profunda en la estética del arte callejero, presentando una colección curada de fotografías que capturan la diversidad de estilos, colores y técnicas utilizadas en graffitis de todo el mundo. Desde los llamativos murales de colores hasta las sutiles pinceladas de poesía en los callejones, "Las Paredes Dicen" celebra la capacidad del arte urbano para comunicar y provocar reflexiones.

Pero este blog va más allá de la superficie visual: cada imagen va acompañada de un análisis contextual que explora los posibles significados y mensajes detrás de cada pieza. Los escritores expertos de "Las Paredes Dicen" profundizan en las historias detrás de los artistas, las motivaciones detrás de sus creaciones y cómo estas se entrelazan con los telones de fondo culturales y sociales.

"Las Paredes Dicen" también invita a la comunidad a participar y contribuir. La sección "Tus Paredes Hablan" permite a los lectores compartir sus propias fotos de arte urbano, junto con las historias personales que las acompañan. Esta interacción crea un espacio de conversación donde la audiencia puede unirse a la exploración de las narrativas urbanas y agregar sus propias capas de significado a las paredes.

En resumen, "Las Paredes Dicen" es más que un blog de arte urbano; es un viaje de descubrimiento cultural y visual que te invita a observar las ciudades de una manera nueva y apreciativa. Páginas en Red ha creado un espacio digital que refleja su pasión por el diseño significativo y la narración poderosa. Únete a esta travesía de expresión urbana en "Las Paredes Dicen" y descubre las historias que yacen en cada trazo, en cada color y en cada palabra plasmada en los muros de nuestras ciudades.

Descubre las tendencias de uñas en Todo Manicura

¡Bienvenidos al emocionante mundo de la belleza y el estilo con "Todo-Manicura"! Estamos encantados de presentarte el último proyecto de nuestra agencia de diseño web, "Páginas en Red". Este nuevo blog está especialmente creado para los amantes de la moda y la creatividad en el cuidado de las uñas. Si eres una apasionada de las tendencias en nail art o simplemente buscas inspiración para darle vida a tus uñas, has llegado al lugar indicado.

Descubre las tendencias de uñas en Todo-Manicura

Descubre las tendencias de uñas en Todo-Manicura

En "Todo-Manicura", nos sumergimos en el fascinante universo de las uñas, donde el arte y la elegancia se fusionan para crear pequeñas obras maestras en las yemas de tus dedos. Nuestro blog es una fuente inagotable de ideas, consejos y tutoriales que te ayudarán a transformar tus uñas en auténticas obras de arte. Desde diseños simples y elegantes hasta propuestas audaces y vanguardistas, nuestro equipo de expertos en nail art está comprometido en brindarte la inspiración que necesitas.

¿Qué puedes esperar encontrar en "Todo-Manicura"? Aquí te damos un adelanto:

  • Tendencias y Estilos: Mantente al día con las últimas tendencias en el mundo del nail art. Desde colores de temporada hasta técnicas innovadoras, te mantendremos informado sobre lo que está en boga.
  • Tutoriales Paso a Paso: Queremos que te sientas como una auténtica profesional del nail art. Por eso, te proporcionamos tutoriales detallados que te guiarán a través de diferentes diseños, desde los más simples hasta los más elaborados.
  • Consejos de Cuidado: No solo se trata de diseños llamativos, sino también de mantener tus uñas y manos saludables. Te proporcionaremos consejos sobre cuidado de uñas, productos recomendados y cómo mantenerlas fuertes y hermosas.
  • Historias de Éxito: Compartiremos historias inspiradoras de personas que han hecho del nail art su pasión y han logrado convertirla en una carrera exitosa. ¡Tú también puedes lograrlo!
  • Comunidad y Participación: "Todo-Manicura" es más que un blog; es una comunidad de amantes del nail art. Te invitamos a compartir tus propias creaciones, hacer preguntas y conectarte con personas que comparten tu entusiasmo.

En "Páginas en Red", nos enorgullece haber dado vida a "Todo-Manicura" con un diseño web elegante y fácil de navegar. Queríamos asegurarnos de que tu experiencia en el blog fuera tan placentera como la de crear increíbles diseños en tus uñas.

Así que, si estás listo para sumergirte en un mundo de color, creatividad y estilo, te invitamos a visitar "Todo-Manicura". Mantente conectado con nosotros para obtener lo mejor en inspiración de nail art. ¡Únete a la comunidad y descubre cómo tus uñas pueden convertirse en lienzos de expresión artística!

Lo vi en Threads

Conoce nuestro nuevo blog Lo vi en Threads, el blog donde exploraremos lo mejor de Threads, la nueva aplicación de Meta que está revolucionando el mundo de las redes sociales. En este artículo, te presentaremos esta emocionante plataforma y te contaremos qué la hace tan especial.

Lo vi en Threads

¡Descubre el emocionante mundo de Threads en Lo vi en Threads!

Threads es una nueva red social basada en texto que busca ofrecer un espacio para conversaciones en línea en tiempo real. ¿Te suena familiar? Sí, tiene características similares a Twitter, pero Threads ha logrado destacarse en un mercado altamente competitivo y se ha convertido en un éxito instantáneo desde su lanzamiento.

En menos de 24 horas, más de 30 millones de personas se unieron a Threads, según Mark Zuckerberg, CEO de Meta. Esto se debe en parte a la sólida base de usuarios de Meta, que incluye a plataformas populares como Facebook, Messenger, Instagram y WhatsApp. Además, el registro sencillo y la amplia gama de recursos disponibles han contribuido a su crecimiento rápido y constante.

Pero, ¿qué es exactamente Threads y cómo funciona? Desarrollado por el equipo de Instagram, Threads es una aplicación diseñada para compartir actualizaciones en forma de texto y unirse a conversaciones públicas. Puedes seguir y ser seguido por otros usuarios, crear publicaciones en formato de texto y compartir enlaces, fotos y videos. Además, tienes el control total sobre tu perfil, pudiendo personalizarlo y decidir quién puede mencionarte o responder a tus publicaciones. Con una interfaz intuitiva y familiar, Threads se ha convertido en un espacio abierto y amigable para que las comunidades se conecten y compartan ideas en tiempo real.

¿Por qué deberías unirte a Threads y estar al tanto de las últimas tendencias? Porque esta plataforma ha llegado para cambiar la forma en que nos conectamos y compartimos en las redes sociales. Su enfoque en conversaciones basadas en texto en tiempo real ofrece una alternativa emocionante a las plataformas existentes. A medida que más personas se unen a esta nueva red social, podemos esperar ver cómo evoluciona y se integra con otras aplicaciones y servicios en el futuro.

En Lo vi en Threads, te mantendremos al tanto de las novedades, tendencias y mejores prácticas en el mundo de Threads. Te invitamos a seguir nuestro blog para no perderte ninguna actualización y sumergirte en el emocionante mundo de Threads.

¡Únete a la revolución de Threads en las redes sociales y descubre todo lo que Lo vi en Threads tiene para ofrecerte!

Lo Vi en Pinterest

Estamos emocionados de presentarles nuestra plataforma recién lanzada, "Lo Vi en Pinterest", un blog dedicado a recopilar las mejores ideas de una de las redes sociales más creativas y populares del mundo: Pinterest. Si eres un entusiasta del diseño, la decoración, la moda, la gastronomía, el arte o cualquier otro campo creativo, este es el lugar perfecto para ti.

Lo Vi en Pinterest

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En "Lo Vi en Pinterest" nos dedicamos a explorar y seleccionar cuidadosamente las ideas más originales, innovadoras y asombrosas que surgen en esta plataforma tan inspiradora. Nuestro equipo de curadores expertos busca en cada rincón de Pinterest para encontrar esas joyas ocultas y presentarlas en un solo lugar, para que puedas descubrir fácilmente las mejores tendencias y proyectos creativos.

¿Alguna vez has pasado horas navegando por Pinterest, buscando la idea perfecta para tu próximo proyecto? ¡No busques más! En "Lo Vi en Pinterest", hacemos todo el trabajo por ti. Nuestro equipo se encarga de filtrar el contenido para presentarte solo las ideas más destacadas y valiosas. Ya sea que estés buscando inspiración para redecorar tu hogar, crear un look único, planificar una boda de ensueño o preparar una deliciosa receta, lo tenemos cubierto.

Nuestra página web es fácil de usar y está diseñada para brindarte una experiencia agradable y sin complicaciones. Puedes explorar las categorías temáticas que hemos creado para facilitar tu búsqueda y descubrir nuevas ideas. Además, puedes guardar tus ideas favoritas en tableros personalizados y compartirlas con amigos y seguidores. También puedes seguir a nuestros curadores para estar al tanto de las últimas tendencias y novedades que compartimos regularmente.

Pero "Lo Vi en Pinterest" no se trata solo de mostrar ideas y proyectos increíbles. También nos enfocamos en brindarte contenido enriquecedor y útil. Publicamos artículos y guías relacionados con el diseño, la creatividad y el estilo de vida, para ayudarte a ampliar tus conocimientos y desarrollar tus habilidades. Además, ofrecemos consejos prácticos y trucos profesionales para que puedas llevar a cabo tus propios proyectos con confianza.

En resumen, "Lo Vi en Pinterest" es tu fuente de inspiración definitiva. Ya sea que estés buscando un nuevo proyecto de bricolaje, una idea para un regalo especial o simplemente quieras explorar y disfrutar del mundo creativo, estamos aquí para ayudarte. Únete a nuestra comunidad en línea y sumérgete en un océano de ideas fascinantes.

No pierdas más tiempo buscando en cientos de páginas en Pinterest. Visita "Lo Vi en Pinterest" y descubre todo lo que necesitas en un solo lugar. ¡Prepárate para ser inspirado y sorprendido por las increíbles ideas que hemos seleccionado especialmente para ti!

Es Inteligencia Artificial

Hoy estamos emocionados de presentarles nuestra nueva página web: Es Inteligencia Artificial. En este espacio, te mantendremos al tanto de las últimas novedades y noticias relacionadas con la tecnología más innovadora y revolucionaria de nuestra era: la inteligencia artificial (IA).

Es Inteligencia Artificial

Es Inteligencia Artificial

¿Qué es la inteligencia artificial? Es un campo de estudio que se enfoca en el desarrollo de sistemas capaces de realizar tareas que normalmente requerirían de la inteligencia humana. Los avances en esta tecnología han generado un impacto impresionante en diversas áreas, desde la medicina y la industria automotriz hasta la comunicación y el entretenimiento. Imagina un mundo en el que los robots pueden asistirnos en nuestras tareas diarias, los vehículos se conducen de forma autónoma y nuestras casas están llenas de dispositivos inteligentes que nos hacen la vida más fácil. La IA está haciendo posible todo esto y mucho más.

En Es Inteligencia Artificial, nos enfocamos en presentarte las últimas noticias y avances en el campo de la IA. Nuestro objetivo es brindarte una visión completa de cómo esta tecnología está transformando nuestras vidas y cómo puede afectar a diferentes industrias y sectores. Te mantendremos informado sobre los desarrollos más recientes en el campo de la IA, desde los nuevos algoritmos y modelos de aprendizaje automático hasta los avances en la robótica y el procesamiento del lenguaje natural.

Pero antes de sumergirnos en los detalles, queremos generar un poco de intriga. ¿Alguna vez te has imaginado viviendo en un mundo en el que los robots pueden predecir tus necesidades antes de que siquiera las expreses? ¿O cómo sería tener un asistente personal virtual que te ayude a gestionar tus tareas diarias de manera eficiente? Bueno, prepárate para descubrir cómo la inteligencia artificial está haciendo realidad estos escenarios y mucho más.

En los próximos artículos de nuestro blog, exploraremos las últimas tendencias y avances en inteligencia artificial que están revolucionando diferentes industrias. Te mostraremos cómo la IA está transformando la medicina, el comercio electrónico, la manufactura y la atención al cliente. Además, profundizaremos en algunos de los desarrollos más emocionantes en el campo de la IA, como el aprendizaje profundo, el procesamiento del lenguaje natural y la visión por computadora.

Nuestro compromiso es brindarte contenido de calidad y relevante sobre inteligencia artificial. Queremos que te conviertas en un experto en la materia, que entiendas las implicaciones de esta tecnología en nuestra sociedad y cómo puede beneficiarte tanto a nivel personal como profesional.

En Es Inteligencia Artificial, creemos en la importancia de mantenernos actualizados y a la vanguardia de los avances tecnológicos. Estamos entusiasmados por embarcarnos en este viaje con todos ustedes y descubrir juntos cómo la inteligencia artificial está transformando nuestro mundo.

No te pierdas nuestros próximos artículos, ¡donde te llevaremos de la mano por el fascinante mundo de la inteligencia artificial! Suscríbete a nuestro boletín informativo para recibir las últimas actualizaciones directamente en tu bandeja de entrada. ¡Juntos exploraremos el futuro impulsado por la inteligencia artificial!

Las mujeres en alcohólicos anónimos

Las mujeres en alcohólicos anónimos

¿Tienes un problema con la bebida?.

A muchas de nosotras nos puede ser difícil admitir y aceptar que tenemos un problema con el alcohol.

A veces el alcohol parece ser la solución de nuestros problemas, la única cosa que nos hace la vida tolerable.

Pero, si al considerar nuestras vidas francamente, vemos que los problemas parecen surgir cuando bebemos, problemas en la casa, en nuestro trabajo, problemas de salud, problemas con nuestras familias e incluso en nuestras vidas sociales, es más que probable que tengamos un problema con la bebida.

En Alcohólicos Anónimos, hemos aprendido que cualquier persona, dondequiera que esté, sean cuales sean sus circunstancias personales, puede padecer de la enfermedad del alcoholismo.

También hemos aprendido que toda persona que desee dejar la bebida puede encontrar ayuda y recuperación en Alcohólicos Anónimos.

No estás sola. Las historias publicadas en este folleto relatan las experiencias de 12 mujeres, todas alcohólicas que han encontrado la sobriedad y una nueva manera de vivir en Alcohólicos Anónimos.

Estas historias representan su experiencia, fortaleza y esperanza.

No importa nada si tienes 16 ó 60 años de edad, si eres rica o pobre, graduada de universidad o

desertora escolar, una ejecutiva o un ama de casa, una paciente en una institución de tratamiento, presa en una institución carcelaria, o sin hogar.

Puedes obtener ayuda, pero tú tienes que tomar la decisión de pedirla.

Si crees que tienes un problema con la bebida, es posible que te identifiques con las experiencias compartidas en estas historias.

Esperamos que descubras, como estas mujeres han descubierto, que eres bienvenida en Alcohólicos Anónimos, y que tú también puedes encontrar una nueva libertad y una nueva felicidad en esta forma de vida espiritual.

“Se iba arraigando la desesperación...”

La policía estaba nuevamente llamando a la puerta.

Yo ya había empezado mi segunda botella de vino, emborrachada y en violación del mandato del tribunal familiar de no beber nada en presencia de mis hijos.

Ya llevaba doce años como madre divorciada, principal cuidadora de tres muchachos.

Seis meses antes, su padre pidió un cambio de custodia principal y la familia se encontró involucrada en una contenciosa evaluación de custodia.

La razón alegada por su padre era sencilla: yo era una madre borracha abusiva.

Poco antes de llegar la policía, rellené mi taza de café con el vino barato que tenía escondido en mi armario, y fui por el pasillo para ver lo que estaban haciendo mis hijos.

Descubrí que uno de ellos, al que yo había dicho que fuera a su dormitorio específicamente para hacer sus deberes escolares, no me había hecho caso.

Allí estaba descaradamente jugando con sus juguetes.

Cuando empecé a gritarle en una rabia de borracha, ya se hartó.

Se puso de pie y me echó de la sala a empujones.

Me caí hacia atrás por el pasillo chocando contra la puerta del lavadero que se salió de las bisagras.

Los tres muchachos salieron de la casa para espe￾rar afuera, dejándome sola, amoratada, sentada en

el suelo preguntándome cómo podría haber llegado a este estado.

No recuerdo mucho de lo que los policías me dijeron esa noche, pero una frase tuvo en mí un impacto profundo y la llevo todavía conmigo grabada en la mente: “He visto a muchas madres que prefieren abrazar una botella a abrazar a sus hijos. No quieres ser esa madre”.

Ese policía tenía razón.

Yo no quería ser esa madre, pero no obstante sí lo era.

No pude conciliar el sueño esa noche según se iba arraigando la desesperación y esas palabras se iban repitiendo en mi mente.

A la mañana siguiente, después de llevar a mis hijos a la escuela, decidí buscar ayuda y llamé a una mujer conocida que había logrado su sobriedad con la ayuda de A.A.

Sin más, ella dejó de hacer lo que estaba hacien￾do y me llevó a mi primera reunión de A.A.

Los muchachos no volvieron a casa ese día, ni en días futuros durante mucho tiempo.

La bebida me había costado la custodia de mis hijos y sabía que si me tomaba otro trago, me costaría muchísimo más.

No sabía cómo dejar de beber, pero parecía que los miembros de A.A. habían encontrado una solución.

Cuando me sugirieron que asistiera a 90 reuniones en 90 días, asistí a 90 reuniones en 90 días.

Me sugirieron que consiguiera una madrina y lo hice.

Cuando después de la reunión me quejé por haber perdido a mis hijos, me dijeron que todo acabaría bien si no tomaba un trago.

Creía lo que me decían y creía que este programa podría funcionar para mí también.

Así que me quedaba después de cerrar la reunión para lavar las tazas, arreglar las sillas, limpiar las salas.

Asistía a muchas reuniones y, por la gracia de Dios, desde esa tarde, hace más de siete años, no me he tomado ni un trago.

Pasé mi primera Navidad sobria con mis hijos, en una visita supervisada.

Ese fue mi primer paso para reconstruir las relaciones erosionadas por años de beber.

Ha cambiado mucho desde entonces, y todo positivo.

Mis hijos hoy son jóvenes adultos y tenemos una relación sólida y cariñosa.

En el pasado solían mirar a su madre con desilusión y disgusto, ahora me pueden ver de otra manera: sobria, alegre, libre.

Gracias, Alcohólicos Anónimos, por el don de la sobriedad que se me ha dado.

“Solía sentirme avergonzada de mi historia”.

Mis padres vinieron a los Estados Unidos para escapar la guerra de Vietnam y empezaron de cero.

A fuerza de duro trabajo y determinación, mi padre logró graduarse de la universidad y llegó a ser un ingeniero exitoso y mi madre tuvo una maravillosa carrera como funcionaria de la administración municipal.

Crecí en una familia asiática muy estricta y soy miembro de la primera generación de mi familia nacida en Estados Unidos.

No me permitían pasar la noche en la casa de una amiga, ni participar en deportes y me obligaban a sacar sobresaliente en todo.

Ya sé que mis padres querían prepararme para un buen futuro en América.

Me amaban, querían lo mejor para mí, e hicieron lo que les había funcionado a ellos.

Creían que una firme voluntad, duro trabajo, educación y disciplina, me servirían para salir adelante.

Y ni pensar en pedir ayuda nunca, es una señal de debilidad.

Era como una dictadura en mi casa; mi padre era el proveedor y lo que él decía era la ley.

Se prohibían las preguntas. A esa edad no me podía explicar por qué todos

mis amigos tenían familias cariñosas y amables, mientras a mí me habían tocado padres que nunca hablaban con migo ni me permitían hacer nada.

Yo era una adolescente rebelde, y hacía todo lo que podía para romper las “reglas” impuestas por mis padres.

Me sentía muy enojada con ellos por las circunstancias de mi niñez. No obstante, no empecé a beber alcohol hasta matricularme en la universidad, y pronto me enamoré de la bebida.

EL alcohol me convirtió en “una parte de una chica divertida, social y desinhibida”, así que me lancé de lleno a toda velocidad.

Empecé a usar drogas y la diversión no duró mucho.

Con drogarme y beber a tan acelerado ritmo, me encontré en circunstancias muy arriesgadas.

A la edad de 22 años, fui drogada y agredida sexualmente.

Se derrumbó mi mundo, me odiaba a mí misma, no tenía confianza en nadie, y mi forma de beber llegó a ser descontrolada.

Durante dos años, mi padre me repudió diciendo que estaba causando deshonra a la familia.

Dejé de usar las drogas, y el alcohol se convirtió en el único medio que tenía para escapar el intenso odio, la vergüenza, el disgusto y la depresión que sentía cuando recuperaba la sobriedad.

La locura de la enfermedad es ésta: bebía para dejar de odiarme a mí misma, pero cuanto más bebía, más me odiaba.

No podía poner fin al interminable ciclo.

No sabía que el alcoholismo era una enfermedad y creía que era simplemente un ser humano muy débil porque no podía dejar de beber.

Todo lo que quería era la paz y fui tras ella varios años sin nunca alcanzarla.

Pasé por un intento de suicidio fallido, fui acusada de conducir bajo los efectos del alcohol, tuve múltiples visitas a la sala de emergencia, me ingresé en un centro de rehabilitación y me encontré confinada involuntariamente en una institución psiquiátrica.

Me tomé muchos medicamentos y me sometía terapia durante varios años.

Sufrí de pancreatitis aguda a causa de la bebida, y un día entré en shock con fallo renal y pulmonar.

Pasé 34 días en el hospital, caminando con un andador ortopédico y un tanque de oxígeno.

Esa experiencia me dio un susto tan grande que no bebí nada alcohólico durante un tiempo.

Pero soy alcohólica.

Pasados nueve meses sin alcohol y sin un programa, mi salud mejoró, pero la enfermedad se apoderó de mí nuevamente.

En un plazo de dos semanas me encontré de nuevo en la sala de emergencia.

EL médico me dijo que, debido a la pancreatitis, me moriría si volvía a beber.

Por fin llegué a entender que soy una alcohólica desahuciada. Así que tomé la decisión de entregarme al programa de A.A.

Asistía a las reuniones sólo con el deseo de dejar de beber pero al poner los Pasos en práctica he obtenido mucho más.

Tengo ahora una buena relación con mis padres.

La enfermedad derrumbó los muros y nos obligó a ser francos y sinceros los unos con los otros.

Tiene que ser una experiencia devastadora ver al alcohol destruir la vida de una hija.

Hoy día mis padres son mis más firmes sostenes, junto con mi marido no alcohólico, que tiene un gran amor para con A.A. y ha abrazado el programa conmigo.

Tengo una carrera muy prometedora haciendo lo que más me encanta.

Tengo un buen concepto de mí misma, paz en el alma y alegría en el corazón.

Mi mundo ya no es gris, sin propósito.

He aprendido a ser una buena empleada, esposa, hija, hermana y miembro útil de la sociedad.

EL remordimiento, el temor, el odio de mí misma y la angustia mental ya no rigen en mi vida.

Se me ha quitado la obsesión por beber.

Sé quién soy en el fondo, lo que me vale y lo que defiendo, me amo a mí misma.

La relación que tengo con mi Poder Superior es inquebrantable y no cambiaría nada de mi pasado.

Le debo la vida al programa de A.A.

Solía sentirme avergonzada de mi historia y ahora la cuento libremente con la esperanza, de que mi experiencia, fortaleza y esperanza puedan ayudar a otra persona que está luchando por mantenerse sobria.

“Podía dejarlo un rato pero siempre volví a beber”.

Como joven muchacha africana-americana, hice una promesa solemne de no beber alcohol nunca después de ver a mi padre volverse beligerante cuando bebía.

Pero una noche, cuando tenía 16 años de edad, decidí investigar lo que el alcohol podría tener de especial.

Un amigo me ofreció un trago en una fiesta, dudé un momento en probarlo.

Y luego, ¡qué mal sabor! No me podía explicar por qué le gustaba tanto a la gente.

Así que, como legítima borracha, decidí seguir bebiendo hasta sentir el pleno efecto.

Y cuando lo sentí vi el encanto con perfecta claridad.

Siempre me había sentido incómoda y tímida, ahora me sentía audaz y extrovertida.

De repente me resultó fácil hablar con los muchachos, y todos mis problemas no me importaban nada.

No tardé en conocer las consecuencias de beber así, al verme la mañana siguiente castigada por mis padres.

No obstante, quería más de esa sensación que el alcohol me causaba, y empecé a ir de fiesta con mis amigos los fines de semana.

Llegué a ser una buena manipuladora del mundo alrededor mío para poder obtener alcohol.

A menudo, podía contar con los novios de mis amigas, muchachos mayores que yo y dispuestos a comprarnos las bebidas.

Al graduarme de la escuela secundaria me vi enfrentada a decisiones importantes.

Mis padres se ofrecieron para cubrir los gastos de ir a la universidad.

No obstante, aunque seguía negando que tuviera un problema con la bebida, mi conciencia

no me permitía aceptar su dinero, porque sabía que era probable que iba a seguir llevando una vida de juerguista.

Rechacé la oferta y decidí abrir mi propio camino.

Tras cuidadosa deliberación, decidí alistarme a la infantería de marina.

Mis padres no se sentían complacidos con la decisión de su hija menor de alistarse, especialmente después de los eventos del 9/11; pero yo quería ser marine y el día en que cumplí los 18 años, me enrolé.

Después del entrenamiento básico, estuve esta￾cionada en Jacksonville, North Carolina. Esperaba ansiosamente los fines de semana cuando íbamos a las fiestas fuera de la base y bebíamos.

Conocí a un hombre y salí con él un año antes de que fuera destinado a Afganistán.

Estaba desconsolada.

Cuando se fue, recurrí al único instrumento que conocía para lidiar con la situación, el alcohol, y acabé cayendo en una depresión.

Iba de juerga más a menudo y bebía cada vez más.

Una noche, al salir de una fiesta, algunos marines de otra unidad me violaron.

Desmoralizada, volví a acudir al alcohol.

Pero esa vez fue peor que nunca.

Mi depresión se convirtió en desesperación.

Me emborrachaba a menudo y contemplaba la posibilidad del suicidio.

Me sentí muerta de miedo cuando mis superiores comentaron sobre mi forma de beber.

Por la gracia de Dios, me ofrecieron la posibilidad de ingresar en un centro de tratamiento hospitalario.

Me preparé para la ocasión emborrachándome al máximo.

Llegué al centro aturdida y así seguí durante mi estadía.

Era desafiante y todavía no creía que tuviera un problema con la bebida.

Después del tratamiento, me dieron un licenciamiento honroso.

Volví a casa en Missouri donde pasé por episodios de alto consumo de alcohol seguidos por intentos de controlar mi forma de beber.

Podía dejarlo un rato pero siempre volvía a beber.

Me di cuenta de que tenía que hacer algo con mi vida y conseguí un trabajo y me matriculé en la universidad.

Poco después, fui arrestada por condu￾cir bajo los efectos del alcohol y me sentí extremadamente avergonzada.

“Eres como tu padre”, me decía a mí misma. “Nunca volveré a hacer esto”.

Y no lo hice hasta que volví a hacerlo y me encontré arrestada nuevamente por conducir bajo los efectos del alcohol y esa vez con graves problemas legales.

La luz de los tubos fluorescentes brillaba en esa apestosa celda de detención donde estaba sentada en un banquillo de frío metal.

Pero allí fue donde di mi primer paso hacia la recuperación. Incliné la cabeza y recé una humilde oración pidiendo ayuda a mi Poder Superior.

Ese día, algo cambió dentro de mi espíritu.

Pasé un año en procesos jurídicos antes de ser sentenciada, pero no me tomé un trago.

Seguí sin beber dos años antes de volver a sen￾tir el ansia familiar de mi enfermedad.

Esa vez sabía dónde ir.

Encontré una reunión de A.A. para mujeres y atravesé el largo camino hacia la sala.

Al llegar a la puerta, me entró el pánico y consideré brevemente la posibilidad de no entrar.

En ese momento vi acercarse a una mujer y le pregunté:

“¿Sabes dónde está la reunión de A.A.?”.

Con una sonrisa, me dijo: “Sí, allí voy también. Sígueme”.

Allí en la sala escuchaba lo que la gente decía y hacía lo que la gente hacía.

Conseguí una madrina y formé relaciones con otros alcohólicos.

Leí la literatura y empecé a trabajar en los Pasos.

Dejé que otros me conocieran, y sin siquiera darme cuenta, la vida llegó a estar llena de alegría y paz. Mi vida pasada fue un campo de batalla de ruinas alcohólicas.

Hoy opto por vivir un día a la vez con la ayuda de este sencillo programa.

“Mi mayor problema era el concepto ese del Poder Superior”.

Cuando tenía trece años, estaba tan llena de miedo y desesperación que consideré suicidarme. Iba a la iglesia y quería creer, pero no sentía el alivio y la esperanza que otros mencionaban.

Realmente quería morirme.

Entonces comencé a beber y el alcohol me salvó la vida.

EL alcohol hizo por mí lo que yo no pude hacer por mí misma. Pero no lo hizo por mucho tiempo.

A los veintiséis años, había dejado atrás a un hijo, dos maridos, un montón de trabajos y varios novios.

Y estaba otra vez en la misma situación desesperada en que me encontraba cuando era adolescente.

Estaba completamente resignada a morir, porque mi mayor temor era vivir cincuenta años más sintiéndome así.

Unas seis semanas antes de asistir a mi primera reunión, salí brevemente con un hombre que era miembro de A.A.

ÉL me había dejado una copia del Libro Grande sobre la mesa de la sala.

Pensé que me convendría saber algo del programa en el que estaba involucrado, por lo que abrí el libro y comencé a leerlo.

Ese día leí las primeras 164 páginas.

A decir verdad no entendí nada de lo que tendría que hacer si fuera a A.A., pero sí entendí que, quizás, si fuera allí y siguiera las sugerencias, las cosas podrían cambiar.

Fue la primera vez que sentí una verdadera esperanza en mis 26 años de vida.

Mi mayor problema era el concepto ese del Poder Superior.

Para poder beber como yo necesitaba, y hacer todas las cosas que venían aparejadas con ello, no había forma de encajar en mi vida

todas las lecciones religiosas que había aprendido de niña.

Estaba enojada, amargada y llena de resentimientos.

También era una atea militante.

Estaba dispuesta a discutir con cualquiera que pudiera atrapar en un bar sobre la no existencia de Dios.

Todavía le debo enmiendas a esa gente descono￾cida que tuvo la desgracia de sentarse junto a mí en el bar.

Pero necesitaba creer en A.A.

Comencé a ir a reuniones y a trabajar con una madrina.

A medida que íbamos practicando los Pasos, tuve dificultad con el concepto de Dios.

Mi madrina me preguntó de manera muy simple si creía que A.A. había cambiado su vida y la vida de las personas que había visto en las reuniones.

Yo podía ver que era así.

Otra compañera, que era una católica devota, me dijo que no importaba si creía o no en algún dios, pero sugirió que mantuviera la cabeza en alto y los ojos bien abiertos cuando cerrábamos las reuniones, para que pudiera ver a toda la gente que se había mantenido sobria ese día gracias a A.A.

Eso era evidencia empírica y tangible de que había algo más grande que yo.

Quería estar sobria más que ninguna otra cosa, así que probé todo lo que me sugirieron en las reuniones.

Lo intenté por mucho tiempo.

Pero al igual que cuando iba a la iglesia cuando niña, nunca sentí el alivio y comodidad de los que hablaban los demás.

Pero seguí practicando los Pasos.

Cuando llegué al Paso Doce, mi vida se había vuelto muy diferente.

A través de los Pasos, había logrado un cambio psíquico fundamental.

Tenía mucha fe de que, tal como dice el libro Doce Pasos y Doce Tradiciones, “Los Doce Pasos de A.A.… si se adoptan como una forma de vida, pueden liberar al enfermo de la obsesión por beber y transformarle en un ser íntegro, útil y feliz”.

Seguía siendo atea, pero ya no estaba enojada.

Encontré la paz a través del servicio y el trabajo con los demás.

Al mantenerme sobria, he tenido el privilegio de conocer a personas con una gran fe, tanto den￾tro como fuera de A.A., y he aprendido mucho de todas ellas.

Debo recordar que cada uno de nosotros tiene su propia práctica espiritual y sus creencias y que nadie es dueño del tipo “correcto” de espiritualidad.

Cuando vine a A.A., me sentí agradecida de encontrar una solución que funcionó para mí.

Ya no quería morirme.

No tengo pavor de vivir hasta vieja, y quiero que toda persona que entre en A.A. encuentre lo mismo que yo.

Mi sobriedad ha sido enriquecida por la diversidad de experiencias espirituales de la gente que me rodea.

He aprendido muchísimo de mi esposo católico, de mi a hijada neopagana, así como de los sacerdotes, rabinos, budistas y musulmanes, que he conocido en recuperación.

En nuestro folleto “Muchas sendas hacia la espiritualidad”, hay una cita del cofundador de A.A. Bill W. de hace más de 50 años.

Describe a la perfección cómo veo la esperanza hoy día.

“Se supone que en A.A. estamos vinculados por una afinidad derivada de nuestro sufrimiento común…

Por consiguiente, nunca debemos intentar imponer a nadie nuestras opiniones personales o colectivas.

Debemos tener, los unos a los otros, el respeto y el amor que cada ser humano merece a medida que se esfuerza por acercarse a la luz.

Intentemos ser siempre inclusivos y no exclusivos; tengamos pre￾sente que todos nuestros compañeros alcohólicos son miembros de A.A. mientras así lo digan”.

“EL faltar a mis promesas a mis hijos…”

Mi madre murió cuando yo tenía 12 años, y solía pensar que mi vida habría sido diferente si ella hubiera vivido.

Pero ahora creo que, aun en aquel entonces, mi problema era ya parte de mí misma.

Tenía un fuerte sentimiento de inferioridad y era muy tímida.

Mi padre hacía todo lo que podía para criarme a mí y a mis dos hermanas menores, man￾teniendo unida la familia hasta que me fui de casa para asistir a la universidad.

ÉL mandó a mis hermanas a un internado.

Puedo recordar el miedo cerval que me entró al ver prepararse a mi padre para dejarme en la universidad.

Yo sabía que no iba a poder lograr conocer y tratar a toda aquella gentes.

Desde el comienzo, era una inadaptada, y así me sentía.

Por ello, los años que pasé en la universidad fueron años de sentimientos heridos, rechazos y ansiedades.

Finalmente logré casarme. Mi marido era un hombre muy guapo, y por esto creí que perdería mis temores y dejaría de estar tan nerviosa con la gente.

Desgraciadamente, no era así, a menos que tomara un trago.

En la universidad, había descubierto que una o dos copas facilitaban la comunicación.

Y tres me hacían olvidar que no era hermosa.

Con el paso del tiempo, tuvimos hijos, quienes para mí significaban todo.

No obstante, me despertaba horrorizada al darme cuenta de que había conducido de aquí a allá durante una laguna mental, con ellos en el coche.

Entonces, mi marido se puso enfermo.

Sintiéndome muy sola y angustiada, tenía que beber, a pesar de que mis hijos, ahora mi marido, dependían de mí.

Nos mudamos a un pueblo pequeño de Massachusetts, para vivir con mis suegros. Tenía la esperanza de que un nuevo círculo social resolvería el problema.

No fue así.

Te puedo asegurar que una persona no se hace querer por su suegra emborrachándose en público en un pueblo pequeño.

Luego nos trasladamos a una vieja casa de campo, difícil de calentar y de cuidar.

Mi marido viajaba frecuentemente, y yo cada vez bebía más.

Una noche fui a un bar a unos cuantos kilómetros de nuestra casa, después de haber encargado a mi hijo de 11 años que cuidara a sus hermanas.

Llevé conmigo a una amiga de edad avanzada.

Uno de los hombres que estaba en el bar se había ofrecido para conducir mi coche hasta mi casa pero le dije en tono beligerante que lo podía hacer yo.

Al acercarnos a la casa, aceleré un poco y chocamos contra un poste.

Mi vecina acabó con los ojos morados.

Sin saberlo yo, el hombre que se había ofrecido para conducir mi coche, nos había seguido en el suyo.

ÉL dispuso para que sacaran el coche de la cuneta y lo remolcaran hasta mi casa.

No se quedó mucho tiempo, pero después de irse, subí la escalera y encontré a mi hijo sentado al lado del conducto de la calefacción, por el que apuntaba con su escopeta de aire comprimido.

“¿Qué estás haciendo?”, le pregunté.

“No estaba seguro, mami”, me respondió, “pero me parecía que tal vez necesitabas ayuda”.

En este momento, me sentí como si hubiera llegado al punto más bajo.

Tengo la convicción de que tiene que haber alguna motivación que nos haga querer ponernos sobrias, y para mí, estoy segura de que esta motivación me la dieron mis hijos.

Nunca olvidaré la fiesta que tuvimos al celebrar el cuarto cumpleaños de mi hija.

Al llegar el día, las madres, acompañadas de sus hijas, se presentaron en mi casa.

Al verme, decidieron quedarse a la fiesta.

Estaba tan borracha que no se atrevieron a dejar a sus hijas a solas conmigo.

Fue esto, el faltar a mis promesas a mis hijos, lo que finalmente me hizo darme cuenta de que ya no podía vivir más conmigo misma.

Acudí a A.A. buscando ayuda.

Como la mayoría de la gente, tenía multitud de ideas erróneas referente a lo que encontraría cuando llegara a una reunión.

Creía que todos los alcohólicos eran personajes de ínfima clase.

En mi primera reunión, me sorprendió ver a mucha gente que reconocía como miembros respetables de la iglesia.

Aún más importante, la primera vez que entré a una reunión de A.A., experimenté esa sensación maravillosa de pertenecer.

Al conversar con la gente, descubrí que no era la única persona que había hecho las cosas que hice y herido a las personas a las que yo más quería.

Había tenido miedo de estar volviéndome loca.

Me llenó de gratitud el enterarme de que el alcoholismo es una enfer￾medad triple, que había estado enferma mental, física y espiritualmente.

Durante mis primeros años como miembro, tuve dificultad en asistir regularmente a las reuniones de A.A.

Mis hijos eran todavía pequeños, y a menudo era difícil encontrar a alguien que pudiera venir a mi casa a cuidarlos.

No obstante, desde la primera reunión, me enamoré de A.A., y supe que, de alguna forma, iba a encontrar la solución a través de este programa.

Aunque no encontré todas las soluciones al mismo tiempo, he ido encontrándolas poco a poco.

Al principio, era todavía tímida, cohibida, envuelta en mí misma de forma que me era difícil extenderme y coger la mano que me ofrecían tan generosamente.

Con el tiempo, a través de los Doce Pasos de A.A., logré darme cuenta de que, si aceptaba el amor que me ofrecían tan abiertamente, podría aprender, a través de A.A., a sentirme cómoda con la gente.

Para mí, éste fue un adelanto tremendo y me condujo hacia uno de los regalos más grandes que A.A. me ha dado: el de dejar de tener miedo.

EL miedo siempre había dominado mi vida, miedo a la gente, a las situaciones, a mis propios defectos.

En A.A. he aprendido a tener confianza, y a vivir sin temor.

“Era insaciable, vacía adentro, buscando la felicidad en el fondo de la botella”.

Mi nombre es María y soy alcohólica.

Gracias a Alcohólicos Anónimos y por la gracia de Dios no he tenido que tomar un trago de alcohol en 21 años.

Bebí por primera vez el día en que cumplí 16 años de edad, que por casualidad fue el mismo día en que me casé.

Inmediatamente me gustaron los efectos que el alcohol producía en mí.

Por naturaleza, soy una persona tímida y callada; no obstante, el alcohol me dejaba hacer cosas que no me podía imaginar hacer cuando estaba sobria.

Por haberme criado en un barrio integrado de Queens, Nueva York, no me di realmente cuenta de que era una mujer negra, hasta que me trasladé a Chicago.

No era un hecho que pudiera cambiar, y sólo hizo que me sintiera más resuelta a ser alguien.

Bebí solamente durante cinco años, pero al echar una mirada en retrospectiva, es aparente que bebía alcohólicamente desde el mismo principio.

Cuando bebía, otra personalidad asumía su dominio sobre mí una personalidad que no me caía bien.

Tengo tres hijos.

Uno nació durante las últi￾mas etapas de mi enfermedad, y hoy, me parece, se nota la diferencia en su personalidad.

Durante mis años de bebedora, era infiel a mi marido.

Le echaba la culpa de mi infelicidad a él, o al hecho de que era demasiado joven cuando me casé.

Era insaciable, vacía adentro, buscando la feli￾cidad en el fondo de la botella.

No frecuentaba los bares.

La mayoría de las veces, bebía en casa.

EL trabajo de mi marido le requería ausentarse a menudo de la ciudad.

Esperaba unos treinta minutos después de que él salía de la casa, y luego me dirigía al almacén de licores, compraba mi suministro, me volvía a casa y bebía sin tregua hasta perder el conocimiento.

Me hundía en lo que más tarde aprendería a reconocer como “una racha de autocompasión”, llamaba a mis amigos para invitarles a una fiesta.

Sin embargo, al poco rato, estos sentimientos se convertían en remordimientos y culpabilidad.

No tenía ni siquiera la sospecha de que era alcohólica.

No sabía lo que significaba ser alcohólica.

Creía que mi marido causaba todos mis problemas, y decidí divorciarme.

Una tarde, sentada en el sillón escuchando la radio o mirando la TV, no puedo recordar el qué, oí una voz que decía: “Si tienes un problema con la bebida, llama a este número”.

Me habían dicho que bebía en demasía — ¿Por qué no llamar? Si el locutor hubiera dicho, “Si eres un alcohólico…”,

nunca habría telefoneado.

Por curiosidad, telefoneé.

Una mujer muy amable me preguntó si

necesitaba ayuda para un problema con la bebida; me preguntó si podía mantenerme sobria durante 24 horas, y le respondí que no.

Me dijo que cualquier persona podía mantenerse sobria durante 24 horas.

Me sentí ofendida y colgué.

Yo también era una de esas “alcohólicas lloronas”, así que naturalmente volví a llorar.

Al día siguiente, me desperté, empecé a beber y me acordé de haber llamado a A.A. el día anterior y me decidí a llamar otra vez.

Hablé con la misma mujer, me propuso hacer que alguien me llamara y me lle￾vara a una reunión. Rehusé ir, colgué, lloré y volví a beber.

Llamé otra vez, y le pedí que me enviara a alguna información.

Lo hizo, la leí, le llamé de nuevo y me dijo dónde se efectuaba la reunión.

Era una reunión abierta.

Pedí a una vecina que me acompañara esa noche.

Un señor estaba hablando.

No recuerdo nada de lo que se dijo, excepto que una mujer me dio un “paquete de principiantes” que contenía nombres, y me pidió que llamara a alguien antes de tomar la próxima copa.

También me dijo que siguiera viniendo.

Esto ocurrió hace 21 años. Siempre he creído en Dios.

En A.A. lo llamamos un Poder Superior, y por eso me era fácil aceptar este aspecto del programa.

Me dijeron que pidiera la ayuda de mi Poder Superior cada mañana y que le diera gracias cada noche.

En A.A. existen solamente sugerencias, no reglas, y esto me conviene.

Me parecía que siempre me habían dicho lo que tenía que hacer, y esto, para mí, no funcionaba bien.

Hoy asisto a las reuniones para recordarme a mí

misma que, a pesar de haber mantenido mi sobrie￾dad durante algunos años, sólo un trago me separa de la próxima borrachera.

Alcohólicos Anónimos me ha deparado la posibilidad de reanudar mis estudios, algo que siempre he deseado hacer.

En un plazo de algunos meses, me otorgarán mi título superior en psicología.

Cosas así sólo pueden ocurrir en A.A.

Los instrumentos se encuentran disponibles allí; no tenía que hacer más que mantenerme sobria y utilizarlos.

Hoy, como consecuencia del programa de A.A., he vuelto a ser responsable.

Tengo un buen trabajo que me permite compartir una parte de mí misma tanto con los alcohólicos recuperados como con los que aún están sufriendo.

Para mí sigue funcionando, un día a la vez.

“Traté de beber hasta morir... y traté de bloquear lo miserable y adolorida que me sentía”.

Una de las promesas del Libro Grande habla de no lamentarse por el pasado ni desear cerrar la puerta que nos lleva a él.

Mi pasado estaba lleno de ver￾güenza, degradación y pérdidas terribles causadas por mi alcoholismo.

Pero cuando una madrina llena de amor me guió por los Pasos, experimenté el perdón, tanto divino como humano.

EL dolor más grande resultante de mi alcoholismo fue la pérdida de mi bebé.

Tomé la decisión de entregarla en adopción antes de que ella naciera.

Mi forma de beber estaba fuera de control antes de mi embarazo, y la única razón por la que no bebí mientras estuve embarazada fue porque el alcohol me caía mal.

Pasé los nueve meses seca y llena de odio hacia mí misma, vergüenza, depresión y una culpa terrible.

Había recurrido a una agencia de adopción que, en ese entonces, no me ofreció ningún tipo de asesoramiento.

Me despertaba cada día con una sensación de total incertidumbre.

No me sentía capaz de criar a una niña por mi cuenta, y en el fondo no sentía que mereciera una hija porque yo era una mala persona.

Cuando nació, la tuve en mis brazos por unos momentos hasta que partió para su nuevo mundo.

Cuando se la llevaron, parte de mi alma murió.

Durante los siguientes ocho años, traté de beber hasta morir y traté de bloquear lo miserable y adolorida que me sentía.

No era capaz de mantener relaciones, trabajos, sueños, planes y, más adelante, no pude mantener nada.

Mi enfermedad progresó rápidamente y me metí de lleno en una botella de vodka.

Mi familia me ofreció dinero para que me fuera.

Me arrestaron; mis amigos vivían sentados en bares sucios y oscuros; yo pasaba como un torbellino por las vidas de mucha gente inocente, y dejaba destrucción a mi paso.

Perdí toda esperanza. Cada vez que veía a un niño pensaba en mi hija.

Me preocupaba por su seguridad y vivía sumida en la autoconmiseración por haber tomado la decisión de darla en adopción.

Era una mártir borracha, algo horrible de ver.

Parecía haber perdido todo lo importante en mi vida.

Es sólo por la gracia de Dios que estoy sobria hoy día, y estoy agradecida de ser miembro de Alcohólicos Anónimos.

En A.A., encontré la opor￾tunidad de enfrentar la verdad en todas las áreas de mi vida.

Cuando llegué al programa, supe de corazón que había llegado a mi destino.

Por primera vez en mi vida me sentí segura.

Desesperadamente quería mantenerme sobria y estaba dispuesta a hacer cual￾quier cosa que me dijeran.

Sin embargo, como era una egomaníaca carente de autoestima, me resistí a hacer un inventario.

Finalmente llegó el día. O me ponía a escribir un Cuarto Paso y a compartirlo con mi madrina, o me pondría a beber.

Mi mayor secreto era la pérdida de mi hija.

Finalmente pude sacar todo afuera, pero la herida tardó años en cicatrizar.

Muchas veces creí que me había perdonado a mí misma, pero la vergüenza y

la culpa perduraban. Sentía un vacío en el corazón que no podía llenar con nada.

Mi mayor problema era resolver mi conflicto interno.

No podía entender cómo alguien, incluyéndome a mí, podía abandonar a una hija.

Mi marido y yo nunca tuvimos hijos porque yo creía que no merecía tener otro bebé.

Mi egoísmo tuvo un costo enorme para mucha gente.

Una noche estaba sentada en una reunión sobre el Octavo Paso, cuando alguien dijo que, a medida que pasaba el tiempo, seguía agregando nombres a su lista de enmiendas con la intención de volverse más sincero en la recuperación.

Inmediatamente pensé en mi hija y que no había sabido cómo hacer enmiendas, ya que no tenía idea de dónde estaba.

La acción que emprendí fue llamar a la agencia de adopción y solicitarles que pusieran información sobre mí en sus archivos.

Yo no quería buscarla, pero quería que ella pudiera saber quién era yo si algún día se decidía a buscarme a mí.

Me enviaron un formulario legal para llenar, y lo retuve durante varios años.

EL miedo de que ella fuera a odiarme fue muy grande durante mucho tiempo.

Finalmente llené el formulario, escribí una carta sobre mí misma a mi hija, y adjunté algunas fotografías.

Dos años más tarde, recibí una llamada de la agencia de adopción.

“Pat, hoy es un gran día”, dijo la mujer. “Su hija quiere hablar con usted, y quiere conocerla”.

Agendamos una llamada para esa misma noche y me pasé el resto del día llorando.

Mi madrina de A.A. y mi madrina de otro programa vinieron a mi departamento para apoyarme.

Recé pidiendo recibir orientación y fortalezas.

Sonó el teléfono y escuché su voz, que sonaba bastante parecida a la mía.

Contesté sus preguntas y así comencé una relación que es increíblemente maravillosa.

Ella es una hermosa mujer, dotada de un corazón y un alma capaces de perdonar.

La idea que tenía sobre sus sentimientos era completamente equivocada.

Nunca sintió nada por mí que no fuera amor y curiosidad.

Su madre adoptiva y yo tenemos una excelente relación y hemos

pasado tiempo juntas. Ella hizo una gran labor al criar a mi hija y tengo con ella una inmensa deuda de gratitud.

EL agujero en mi corazón se ha llenado y hoy rebosa de amor.

Nada de esto hubiera sido posible sin el otro regalo que recibí en la vida: la sobriedad y el programa de Alcohólicos Anónimos.

Siento el perdón divino y a veces siento que soy la mamá más afor￾tunada del mundo.

Recientemente, recibí una tar￾jeta de ella que decía: “Soy muy afortunada porque tengo dos madres maravillosas”.

“No podía mantenerme sobria porque no estaba dispuesta a ser sincera”.

Vine a AA por primera vez hace 22 años cuando yo tenía 19.

Era una muchacha joven y tenía miedo.

Estaba en guerra conmigo misma y con el mundo entero.

La ira echaba leña al fuego de mi guerra y cubría mis temores.

Cuando trataba de conseguir la sobriedad, el coraje lo hacía difícil porque yo resistía las sugerencias que me hacían, a veces sin ambages y otras veces con finura.

Yo sabía que mi vida estaba fuera de control, pero aún así no me daba cuenta de mi impotencia.

No podía ceder mi voluntad.

Mi relación con Dios, según yo lo concebía, estaba bien afectada. Antes de acudir a AA, yo había tomado el camino de la religión, pero sin dejar de beber.

En AA, escuchaba los conceptos que otra gente tenía de un Poder Superior.

Me esforzaba por creer que yo le importaba a Dios y que Él me quería.

Hacía mucho tiempo que tenía coraje con Dios y toda la vergüenza que sentía me alejaba de Él aún más.

En los primeros días de mi recuperación, me callaba todo lo que sentía y llevaba una máscara.

Yo estaba negando la realidad y no podía ver lo que yo era.

Una de las formas más fáciles de eludir el mirarme a mí misma era entablando una relación.

Empecé a salir con un alcohólico en recuperación y nos casamos.

Después de estar sin tomar como por cinco años, empecé a beber de nuevo.

No podía mantenerme sobria porque no estaba dispuesta a ser sincera.

Había trocado mi obsesión con el licor por la obsesión con una relación.

Gracias a la sobriedad, he podido darme cuenta de que las relaciones requieren la comunicación, la honestidad, el amor, el dar y recibir.

No se supone que sean una distracción de la vida.

Mi depresión crónica estaba detrás de todo esto.

Desde que me metí en AA, muchas veces me han internado en el hospital psiquiátrico, me han asignado un permiso por discapacidad y he reci￾bido TEC (terapia por electrochoque).

Siendo un depresor, el licor sólo había empeorado mi depresión, que ya era severa.

Me tomó muchos años ser franca conmigo misma y reconocer eso.

He tenido que aceptar que siempre tendré que tomar medicamentos.

En la sobriedad, era fundamental aceptar éste y otros aspectos de mi vida.

Tenía que ser sincera acerca de mi depresión y de mi orientación sexual.

En algún momento, le dije a mi esposo que yo pensaba que era homosexual.

Yo sabía que era verdad, pero quería restarle importancia.

Lo cierto era que los dos nos sentíamos infelices.

Yo empecé a tener tendencias suicidas y ya tenía pensamientos homicidas.

Por eso volví a parar en el hospital psiquiátrico.

Mi esposo y yo nos separamos y luego nos divorciamos.

Estando en este programa me vi obligada a crecer.

Llegó un momento en que le dije a alguien que yo “era física y mentalmente incapaz de ser sincera”.

Me respondió sin ambigüedades que no era cierto.

Todas la semanas me preguntaba cómo me sentía y le recitaba toda una letanía de aflicciones.

Ella me contestaba, “¿Has bebido hoy?” Y yo le decía, “No”.

Luego ella me recordaba, “Pues entonces hoy es un buen día”.

Todavía acepto mi impotencia ante la bebida, mi depresión y mi orientación sexual.

Pero ahora puedo aceptarme a mí misma tal como soy.

Me he dado cuenta de que Dios siempre estuvo presente y sigue presente en mi vida para servirme de guía.

Me quiere sin importar lo que yo haya hecho, y en el día de hoy trato de hacer Su voluntad.

Este Dios, según yo lo concibo, me quiere como lesbiana.

No soy la mujer solitaria, diferente y temerosa que era antes.

Ahora, con nueve años seguidos de sobriedad en mi haber, puedo compartir mi experiencia, fortaleza y esperanza con los demás.

Puedo servir de ejemplo de que la recuperación es posible a pesar de lo que te depare la vida.

“Creía que pronto se me agotaría la suerte… No quería terminar en la cárcel”.

Mi padre nació en México.

Mi madre nació en Laredo, Texas.

Mis padres se casaron y a los tres meses nací yo en San Antonio.

Mi mamá daba a luz casi todos los años, teniendo un total de seis hijos.

Cuando yo era una niña pequeña, un día mi papá me llevó a acompañarlo a la barra del pueblo. Me dio un trago de su jarra.

Me explicó que yo tenía que quedarme muy quieta para no caerme del taburete y se fue al cuarto de baño.

Mientras él estaba allí, tomé su jarra de cerveza y bebí.

Desde ese primer trago, una vez que empezaba, nunca podía tomar lo suficiente para saciar el asombroso impulso de beber más.

Cuando tenía siete años, mis padres decidieron que teníamos que mudarnos.

Hacía tiempo que habían estado hablando de eso, y una noche llegó una gente a casa.

Dijeron que tenían trabajo para ellos en Garrison.

Uno de mis padres llamó y habló con el patrón en potencia, quien dijo que con gusto le daría un trabajo a mi papá también.

Le daban la bienvenida a toda la familia, así que nos mudamos.

Ninguno de los dos dominaba el inglés, pero por lo general mis padres se daban a entender.

Sin embargo, yo no sabía ni una palabra de inglés.

Debido al obstáculo de la lengua, me era bien difícil aprender.

Mi familia se mudó de nuevo cuando yo tenía ocho años, esta vez a Houston, donde me pusieron en una clase de ESL (inglés como segunda lengua).

Muchos de los niños se burlaban de mí.

Me insultaban y se metían conmigo todo el tiempo.

Cuando empecé en la escuela intermedia, hice una amiga que me enseñó a vestirme a la moda popular.

Empezaron las suspensiones de la escuela por peleas y ausentismo.

También empecé a beber cerveza, fumar cigarrillos y usar inhalantes.

A los doce años, leí una carta en la sección de consejos de un periódico escrita por otra niña de doce años que decía que su papá se metía en su cuarto a altas horas de la noche y la manoseaba.

Yo no lo podía creer porque eso mismo me estaba pasando a mí en mi casa.

En la columna, le aconsejaban a la niña a acudir a una consejera en la escuela, a su mamá o a la policía.

Yo pensaba que no podía decírselo a mi mamá, así que fui a ver una consejera en la escuela.

Ella llamó a la policía. Me pidieron que identificara a mi papá y lo detuvieron.

Como él nunca había tenido problemas con la justicia, sólo le dieron cinco años de libertad condicional.

También le ordenaron mudarse de casa inmediatamente.

Mi mamá seguía preguntándome si era cierto, mientras que mi papá insistía en que no había hecho nada malo.

Yo no podía entender cómo era posible que ella dudara de que yo estuviera diciendo la verdad.

Por supuesto que se corrió la voz de lo que había pasado por toda la escuela y, en general, por todo nuestro vecindario.

Abatida por el sentimiento de culpa, la vergüenza y la confusión, empecé a beber cada vez más.

Quería olvidar lo que había pasado.

Los muchachos, que supuestamente eran amistosos conmigo antes, trataron de insinuárseme a mí.

Mi mamá no me apoyó.

Cuando ella ya estaba tan abrumada por tener que encargarse de todo para nosotros, le daba con decir, “¡Si no hubieras abierto la bocaza, tu papá todavía estaría aquí ayudándome!”.

Estas palabras de mi propia madre me han venido persiguiendo por muchísimo tiempo.

Empecé a fugarme de casa, la primera vez con mi novio, que tenía 23 años.

Vivíamos en Galveston, Texas, y bebíamos y tomábamos drogas juntos.

Nos metíamos en unas peleas horribles.

ÉL me daba tremendas palizas.

Después de unos ocho meses, volví a casa y regresé a la escuela.

A los dos años me puse a trabajar de bailarina exótica.

Me embaracé fuera del matrimonio cuando tenía 18 años de edad.

Para ese entonces, solía irme de casa sin intención de volver.

O perdía el conocimiento en algún lugar o me detenían por estar “bajo la influencia”.

Yo pensaba que pronto se me iba a acabar la suerte y quedaría detenida por mucho más tiempo que unos pocos días.

No quería terminar en la cárcel.

Todas las relaciones significativas que tuve después de mi primera relación sexual eran iguales.

Yo tenía un talento para escoger a verdaderos perdedores, como mi padre.

Todos eran delincuentes convictos, alcohólicos, drogadictos y abusadores.

Ni hablar de que yo pensaba muy poco de mí misma.

Después de que nacieron mis otros tres hijos, conseguí la sobriedad a través de Alcohólicos

Anónimos.

En la sobriedad, he pasado por muchos tiempos duros, con mis hijos y con todas las responsabilidades que conlleva conducir la vida de acuerdo a sus exigencias.

Mi hija mayor todavía vive con mi mamá, pero está muy orgullosa de mí.

Mi vida ahora de verdad que va muy bien comparado con lo que era antes. ..

EL casero no me está amenazando con echarme fuera.

Cuando voy a una casa de empeño, es para comprar algo, no a empeñar mis cosas para poder emborracharme.

Y cuando la policía me detuvo en la carretera recientemente, de verdad que me dio una multa de tráfico y me dejó regresar a mi auto.

¡Qué bien diferente a como era antes!.

EL solo hecho de tener un auto me asombra.

Cuando yo tomaba, vendí mi auto porque la bebida era más importante para mí.

Gracias a Dios que encontré AA.

“Durante mi carrera alcohólica había amenazado a pacientes, había estado borracha en el trabajo, había pensado en asesinar”.

Soy alcohólica.

Soy también una enfermera titulada, una soltera que goza de muchas actividades.

Pero no fue siempre así.

He mantenido mi sobriedad en Alcohólicos Anónimos durante algo más de cinco años, y éstos han sido los años más felices de mi vida.

Antes de recurrir a A.A., llevaba un año seca, por miedo de sufrir otro ataque de DT (delirium tremens).

Había jurado que nunca tomaría otro trago, porque sabía que nunca podría salir de otra borrachera como lo hice durante la semana entre el día de Navidad y el de Año Nuevo de 1977.

EL día de Navidad, por la mañana temprano, con￾duciendo borracha y bajo los efectos de la droga, rompí un poste telefónico y destrocé mi coche, no por primera vez.

En la sala de urgencia, ofensiva y sin deseo de cooperar (todavía con mi uniforme) rechacé los cuidados médicos hasta la mañana siguiente, en que pudiera ser admitida sin alcohol u otras drogas en mi organismo.

En aquel entonces, que yo recuerde, bebía diariamente, y tomaba cualquier sustancia que podía conseguir, con o sin receta.

Después de ser dada de alta, mi irritabilidad y nerviosismo y mis temblores cada vez más intensos se convirtieron en verdaderas alucinaciones, acompañadas de un creciente horror de lo que estaba experimentando.

No podía volver al hospital en donde estaba empleada, y mi familia ya no podía aguantar mi conducta antisocial.

Durante otro año entero fui tocando fondos consecutivos, una sustancia a la vez; pero no hubo ningún cambio en mi enfoque sobre la vida.

Para mí, la recuperación empezó cuando dejé de tomar drogas y comencé a hacer esfuerzos para mejorar.

Empezó cuando asistí por primera vez a una reunión de A.A.

Era una niña tímida, hipersensible, obesa, y poco segura de mí misma.

Buscaba consuelo en los libros y en el papel de “madrecita”.

Recuerdo que me sentía importante cuando papá me dejaba pedir sorbitos de su cerveza.

Me gustaban sus efectos.

La primera vez que, bebiendo, perdí el conocimiento y sufrí una laguna mental, tenía 13 años.

Me parecía como si la única forma en que podía apaciguar mi sentimiento de inferioridad y mi criticona conciencia fuera estar borracha.

En la escuela, me consideraban una compañera agradable, una de las que haría todo por sus amigas.

Complacer a los demás me causó muchas penas, especialmente en mi profesión, hasta que aprendí a decir no a la primera copa.

Para mí, ponerme el uniforme blanco significaba dar rienda suelta a “la enfermera prodigiosa”.

Sin uniforme, estaba muy metida en la contracultura hippie.

Para compensarlo, tenía que ser un decha￾do de perfección en mi trabajo, como la famosa Florence Nightingale.

Siempre me ponía furiosa la incompetencia que veía a mi alrededor, segura de que yo era la única persona que hacía el trabajo.

Con toda esta ira y sentimientos de mártir, tenía que emborracharme después del trabajo para desfogarme. Necesitaba un empleo para costear mi adicción, y la profesión de enfermera representaba la única cosa respetable que poseía.

Durante mi carrera alcohólica, que duró 12 años había amenazado a pacientes, había vendido drogas a niños, tomado una sobredosis, había sufrido dos abortos provocados, y bebido hasta caerme sin sentido en los bares.

Olía mal y había engañado a mi amiga más fiel, y la última que me quedaba, conducía cuando estaba demasiado borracha para andar a pie.

Destrocé algunos coches, y la policía me detuvo muchas veces. Mis Hermanos (As). Cómo Siempre esté es un Breve Mensaje de su Páginas Hablando de Alcoholismo y Drogas Mis Hermanos (As). Feliz 24 Horas.

Ventajas y desventajas de Netflix

Netflix es uno de los servicios de transmisión más populares que le permite ver películas, programas de televisión y documentales en varios dispositivos. Requiere una conexión a Internet y está disponible en todo el mundo. Si aún no lo has probado, tal vez ahora sea el momento adecuado para hacerlo.

Tienes un mes de prueba gratis, después del cual puedes decidir si quieres pagar por el servicio. Como cualquier otro servicio, Netflix viene con sus pros y sus contras, que discutiremos en este artículo. Veamos lo peor y lo mejor de Netflix.

Ventajas de Netflix

Ventajas y desventajas de Netflix

Simple y fácil de usar

Vamos a empezar por lo más obvio. Netflix es muy fácil de usar. No tienes que configurar nada. Si está usando Netflix en su computadora, vaya a netflix.com e inicie sesión. Por otro lado, si desea ver películas y programas de TV en su teléfono o tableta, descargue la aplicación de Netflix para Android o la aplicación de Netflix para iOS. Luego, abra la aplicación, inicie sesión y estará listo para comenzar. Puedes navegar por género o por nombre. Es todo muy fácil.

Sin publicidad / Sin comerciales

No hay nada más molesto que los comerciales que interrumpen la película o el programa de televisión que está viendo. Netflix no tiene comerciales. Esto significa que cuando encuentre una película o un programa que desee ver y haga clic en Reproducir, lo verá sin que los anuncios lo interrumpan. No se preocupe, esto también se aplica a la prueba gratuita.

Programación original

Si te encanta ver programas de televisión y películas, te encantará lo que ofrece Netflix. Encontrará contenido de video popular en la biblioteca y más. Netflix ha distribuido varios documentales, películas y programas de televisión originales.

Cuando se registre para un período de prueba gratuito, asegúrese de ver algunos de los programas originales de Netflix. Encontrarás verdaderas joyas allí, y tal vez algunas películas o programas de televisión se conviertan en tus favoritos.

Puede descargar el contenido y verlo sin conexión

Netflix ahora permite a los usuarios descargar el contenido y verlo sin conexión. Esta es una gran opción, especialmente si planeas hacer un viaje por carretera con amigos o de vacaciones. Tal vez no tenga una excelente conexión a Internet, por lo que no podrá transmitir programas y películas. Netflix se asegura de que disfrutes sin importar dónde estés.

Diferentes planes de membresía

Otra ventaja de Netflix es que puedes elegir un plan de membresía ideal para ti. Puede degradar o actualizar en cualquier momento que desee. Hay tres planes disponibles: básico, estándar y premium. Cada plan viene con diferentes opciones. Por ejemplo, Ultra HD solo está disponible con el plan de membresía Premium. El primer mes es gratis para todos los planes, y puedes cancelar la membresía cuando quieras.

Es asequible

Cuando se habla de planes, es justo mencionar el precio. Netflix es realmente asequible. 

Visualización simultánea

Netflix ofrece visualización simultánea para miembros que tienen planes estándar y premium. Permite a los usuarios transmitir la misma película desde diferentes dispositivos y facilita hasta dos dispositivos estándar y cuatro dispositivos premium en la misma suscripción. Es perfecto para esas series tan esperadas que todos disfrutamos tan pronto como se lanza una nueva temporada.

Compatibilidad de dispositivos

Todos sabemos que Netflix ofrece la mejor experiencia de atracones. Ya sea en casa o mientras viajamos, queremos estar encerrados en el contenido. Netflix es compatible con casi cualquier dispositivo, incluidos teléfonos inteligentes, tabletas, televisores inteligentes, cajas de Android, lo que sea. Estos dispositivos suelen venir con la aplicación de Netflix preinstalada; sin embargo, si no, puede descargarlo rápidamente desde su tienda de aplicaciones. Una vez hecho esto, todo lo que necesita es una conexión a Internet estable, ¡y puede comenzar a disfrutar de su serie favorita!

Fantástica experiencia

Una vez que pruebes Netflix, te darás cuenta de que realmente ofrece una experiencia fantástica. Si elige el plan de membresía premium, puede ver películas y programas de TV en HD o Ultra HD. Puede avanzar rápidamente y no tendrá que esperar a que se cargue la parte específica. Todo esto con una conexión a internet decente. Además, puede crear una lista de sus películas y programas favoritos, y

Desventajas de Netflix

El nuevo contenido no está disponible de inmediato

Si hay un programa de televisión que le encanta ver, el último episodio no estará disponible en Netflix de inmediato, aunque sus temporadas anteriores se transmitan en Netflix. Sin embargo, los episodios de los programas de Netflix tendrán su estreno allí mismo. Lo mismo ocurre con las películas también. Simplemente tienes que esperar un tiempo hasta que el nuevo contenido esté disponible.

Biblioteca desactualizada

Netflix no solo no agrega los últimos episodios de programas de televisión y películas nuevas de inmediato, sino que su biblioteca también está bastante desactualizada. Necesitan mucho tiempo para actualizarlo y agregar contenido más nuevo. Muchos usuarios están insatisfechos por esto. Si comparamos Netflix con Amazon Prime, podemos concluir que Amazon actualiza su biblioteca con más frecuencia que Netflix.

La selección depende de su ubicación

Para mí, este es el mayor defecto de Netflix. Si vives en los Estados Unidos, la selección de películas y programas de televisión es excelente. Si no, probablemente estará bastante decepcionado con la oferta. Por lo tanto, el contenido varía según la región. Sin embargo, el contenido cambia y es posible que note algunas cosas nuevas de vez en cuando. Pero no espere que el contenido cambie drásticamente, digamos, dentro de un mes.

Estas son las ventajas y desventajas de Netflix. Dado que ofrece un mes completo de prueba gratuita, asegúrese de probarlo. Comparta su experiencia con nosotros en la sección de comentarios a continuación.

Unido a ti - Capítulo 17

Unido a ti - Capítulo 17

Después de esa conversación, Betty estaba más confundida. Según Sandra, Armando quería a los mellizos y le amaba. Había dicho mis hijos, un temor se apoderó de Betty y si se los quería quitar, no ella se moría. Betty pasó una noche horrible, no pudo pegar los ojos en toda la noche.

 En otra parte de la ciudad, para ser más exactos en el apartamento de Armando, la situación no era diferente. A su mente venían las imágenes de las veces que hicieron el amor, y una pícara sonrisa se apoderaba de su boca, también recordaba sus conversaciones, lo cómplices que eran, y sus discusiones.

Recordó la vez que le dijo a Betty que se casara con ella porque la quería, a lo que Betty le respondió que para ella eso no era suficiente. Armando no conseguía entenderlo. Pero cuando pensó en la conversación que había mantenido con Betty, recordó que lo único que ella le había pedido era que la amara.


Eran las 9:45 y un nervioso Armando estaba en la entrada principal del parque, el esperaba ver a la Betty que él recordaba, pero de esa Betty no quedaba prácticamente nada. 

Hacia quince minutos que lo observaba, era cierto que se veía más delgado y en su cara reflejaba tristeza. Estaba nervioso, no para ser tocarse el pelo, ella lo conocía, sabía que estaba a punto de un ataque. Se acercó a Armando, no determinó a la joven que se le había acercado. Estaba nervioso, ya eran las 10:05 y Betty no llegaba. Y si se había arrepentido, no él se moría, saberla cerca y no poder saber dónde está lo consumía en la angustia.

Una voz muy conocida lo hizo detenerse en seco, se giró sobre sí mismo. No podía creerlo, la morena que se le había acercado le había hablado y su voz era la de su Betty. Sacudió la cabeza, eso no podía ser, su Betty de pie, no ella juraba que no se sometería a la cirugía, o tal vez había cambiado de parecer. Nervioso le contestó el saludo.

A: ¿Be…Betty? -al ver que ella asentía con la cabeza, dio un gran respiro.- Ahhhhhhhhhh. Lo que provocó una pequeña risa de Betty ojojojo.

B: Sí Armando soy yo, ¿es que no me reconoce?

A: No, digo sí. No me la esperaba así.

B: Sí, al final tome la decisión de arriesgarme y someterme a la cirugía. Gracias a Dios todo salió bien.

A: Me alegro. - fue lo único que se le ocurrió decir. - ¿Y los bebés?

B: Bien, con la nana.

A: Ah ya. ¿Nos sentamos o caminamos o prefiere ir a la cafetería del frente?

B: Prefiero caminar.

A: Ok. Vamos.

A: Betty antes que todo, te quiero pedir perdón, sé que dije y actué muy mal, que te herí profundamente, eso es algo que nunca me perdonaré.

B: Armando, no se castigue más. Todos los seres humanos cometemos errores y en esa medida, el perdón existe. Ya yo lo perdoné y por eso estoy aquí para que aclaremos muchas cosas.

A: Gracias Betty. Hay algo que usted tiene que saber. Te amo, Betty.

B: No sé si creerte. -Betty lo miró a los ojos. No puede más con esa pregunta quemándole la garganta - ¿Y Alejandra y su bebé?

A: Los amé, y una parte de mí siempre los amará. Pero ellos forman parte de mi pasado y ustedes son mi futuro. Quiero amarte durante todos los días de mi vida. Quiero que tengamos más hijos, ser feliz, envejecer a tu lado. Te amo, Betty, mucho más de lo que soy capaz de decir con palabras.

Las últimas dudas y temores de Betty se desvanecieron. Se inclinó hacia él.

B: En ese caso, tendrás que demostrármelo.

A: Lo haré encantado. Y todas las veces que quieras -la besó-. Sigo queriendo casarme contigo. Pero por motivos muy diferentes. Y si necesitas que te dé algún tiempo para demostrártelo, lo haré encantado.

B: Creo que te haré esperar un par de días antes de aceptar.

Armando volvió a besarla lentamente, ignorando el movimiento que había a su alrededor. Al cabo de unos segundos, levantó la cabeza. Vámonos. Vayamos a tu casa, donde podamos tener una reunión seria, me muero por abrazar y besar a nuestros hijos.

Armando la abrazó y se fueron caminando hacia el carro de Armando.

No dijeron mucho por el camino, sólo se escuchaban las noticias en la radio, escuchan la lista de los partidos de fútbol del fin de semana, y con una sonrisa le pregunta a Betty.

A: Entonces, ¿por quién apuestas para el partido del domingo? -le preguntó.

Betty se echó a reír.

B: Nunca aprenderás, ¿verdad?

A: Te equivocas. He aprendido la lección más importante de mi vida. Pero todavía sigo pensando que algún día conseguiré ganarte alguna apuesta. 

B: Ni en sueños, grandullón. Ni en sueños.

A: Betty, ¿crees que Roberto y Amanda me quiera y me perdonen?

B: Armando por favor, son bebés, ellos no saben de perdones, ellos sólo saben hacerte feliz y ser felices, y claro que te quieren desde el primer día ellos viven escuchando de su padre y de que los ama.

A: Gracias, no tengo como pagarte tanto amor.

B: Ya lo hiciste, dándome dos bellos bebés, hermosos como el papá y por amarnos.

A: Betty, no hemos hablado de dónde has estado.

B: Después Armando, es una historia. ¿No que te morías por abrazar y besar a los mellizos?

A: Sí claro, sólo que estoy un poco nervioso.

B: Ojojojojo ¡Qué ocurrencias las tuyas!


En otro lugar de Bogotá estaban reunidas cuatro personas, muy contentas y muy nerviosas. Sí, ellos son Don Roberto, Doña Margarita, Sandra y Mario. Y es que Sandra apenas llegó a su casa, ya le esperaba un Mario con un montón de preguntas, la actitud de Sandra los últimos días era un poco sospechosa. Entrando no más Mario deja soltar la primera pregunta.

MC: Sandra ¿dónde has estado? y quiero la verdad.

Sandra al ver el tono que utiliza Mario, se preocupa ella no quiere tener problemas con su marido, pero tampoco le puede fallar a su amiga.

Sa: Hola amor, haciendo unos recados.

Mario que no es tonto y su preparación militar le alerta que Sandra ha estado rara estos días atrás, la duda pudo más. Un día vio como Sandra entraba en un almacén y compraba menaje para una casa. El miedo de creer que Sandra lo iba a abandonar le calaba los huesos, pero se controló, investigó un poco más, pero no descubrió nada más.

MC: Sandra has estado extraña estos días y no te atrevas a mentir. ¿Me vas a abandonar? ¿Por qué? -Sandra abre los ojos como platos. -

Sa: ¿Qué dices Mario? Yo jamás te abandonaría, te amo demasiado. 

Su tono es dulce y tranquilo. Mario respira aliviado y deja caer la siguiente pregunta. 

MC: El menaje que compraste ¿para quién es? Para acá no lo es. 

Una asombrada Sandra y a la vez indignada dice:

Sa: Mario Calderón ¿me has seguido? Te desconozco.

MC: El que desconoce con quién se casó soy yo. Sandra, nunca me has ocultado nada, dime la verdad pero ¡YA!

Sa: No puedo lo prometí.

MC: Lo prometiste Sandra, eres mi esposa nos debemos fidelidad. Prometimos estar en las buenas y en las malas, yo te puedo ayudar, es mucho mejor las cosas entre dos.

Sa: Mario está bien, no quiero que nos disgustemos por algo que tarde o temprano se va a saber. El menaje es para Betty, regresa a Colombia y me pidió que le alquilase un apartamento y se lo acondicionase con lo todo lo necesario.

MC: ¿Betty?  ¿Pero cómo? No entiendo. Armando no ha podido localizarla. Sandra, ¿tú has estado en contacto con ella y no has dicho nada? No me habías dicho nada.

Sa: Sí perdóname -dice una llorosa Sandra- Hablamos desde hace más de un año, ella siempre me llamaba a media mañana todos los lunes. Yo supe del nacimiento, del bautizo, de su operación en fin …yo siempre he sabido dónde está.

MC: Sandra ¿pero por qué has callado? Has visto lo que ha sufrido Armando ¿no te ha dolido?

Sa: Sí Mario y no sabes cuánto, pero si la traicionaba ya no iba a saber dónde localizarla y ahí sí que nadie la podría encontrar después. 

Sandra no ha parado de llorar, Mario nunca ha podido ver a su mujer llorar, la abraza con infinito amor, la acuna entre sus brazos y besa su cabeza.

MC: Ya mi amor, tranquila.

Cuando Sandra se tranquiliza, y una vez calmada, le dice a Mario toda la historia. Mario no sale de su asombro, se alegra por su hermano.

Toma el teléfono y llama a casa de los padres de Armando.

MC: Aló, Carmencita ¿están Roberto o Margarita?

C: Sí señor, ya se los comunico. -La señora se dirige al Jardín techado y les comunica. -

C: Señores teléfono, el señor Calderón.

Marg: Gracias Carmen -dice Doña Margarita-.

Marg: Aló Mario, hijo ¿qué sucede?

MC: Cosas muy buenas Margarita ¿podemos vernos?

Marg: Sí claro, me asustas. ¿Qué ha pasado?

MC: En cuanto lleguemos vamos para allá.

Marg: Ok, los esperamos.

R: ¿Qué sucede, amor?

Marg; No se Roberto, era Marito que viene para acá, me imagino que con Sandra y que son cosas buenas.

R: Qué raro, pero tendremos que esperar.

Al cabo de veinte minutos llega el Matrimonio Calderón Patiño.

MC y Sa: Hola Roberto, Margarita ¿Cómo están? -saludan Mario y Sandra-

Marg y R: Bien hijos. -contestan los señores Mendoza-.

Mu: ¿Desean algo de tomar dice la muchacha del servicio? Todos deciden tomar café.

Marg: Silvia, sírvalo en la biblioteca.

Mu: Sí, señora.

R: Y bien ¿cuáles son esas cosas buenas que tienes que contarnos? 

MC: Betty está en Bogotá. 

Marg: Pero ¿cómo lo saben?

Sa: Porque yo la he ido a recoger al aeropuerto y la he llevado a su apartamento-dice una Sandra nerviosa-.

R: Pero hija ¿tú has sabido dónde ha estado?

Sa: Sí señor, es una historia muy larga. Sandra empieza a relatarles a unos asombrados señores Mendoza lo que ha sido la vida de Betty en estos casi dos años.

Marg: Pobre de mi niña -dice una llorosa Doña Margarita abrazada a un Roberto también afectado por el relato-.

R: Hija ¿dices que Betty se ha operado y que ya puede caminar?

Sa: Sí don Roberto, la operación ha sido todo un éxito, no ha dejado ninguna secuela. Betty camina también como usted o como yo.

Marg: ¿Y mis nietecitos, han venido con ella?

Sa: Sí Doña Margarita, son preciosos, dos preciosos angelitos y vieras que buenos que son, no han dado nada de lata durante el tiempo que he estado con ellos.

R: Tenemos que avisarle a Armando. 

MC: Eso no podrá ser posible.

R: ¿Y por qué? 

Porque a estas alturas ya Armando tiene que saberlo, dice Sandra. Cuando deje a Betty en su casa ella se disponía a llamar a Armando para informarle que ella estaba en Bogotá, y coordinar para verse mañana en la mañana.

Marg: ¿Y tú sabes dónde hija? 

Sa: No sé.

R: ¿Qué les parece si nos reunimos todos mañana aquí a esperar noticias? -propone don Roberto-.

Me parce bien -dicen los demás-.

Fin del recuerdo.

 

Mientras ellos estaban ansiosos por saber cómo les había ido a Armando con Betty, éstos han llegado al apartamento de ella, ella le da la mano y beso en los labios, vamos amor que nos esperan.

Toman el ascensor, cuando se abre sólo se escuchan risas de bebé por todo el lugar, y es que la nana ha estado jugando con los niños en la alfombra de la sala en espera de que la señora llegase con el padre de los mellizos.

B: Hola Anita ya llegamos.

An: Hola señora, no la sentí entrar.

B: Tranquila, le presento a Armando Mendoza, el papá de Roberto y Amanda.

An: Un gusto señor.

A: El gusto es mío.

Armando centra sus ojos en sus hijos que están sentados en la alfombra jugando. 

Betty y Anita de retiran, es un momento que sólo le pertenece a ellos.

Como si de un niño se tratase se tira al suelo, las lágrimas ruedan sus mejillas elevaba la vista al cielo y lo único que puede decir es:

A:  Gracias Dios mío. Gracias.

Toma al niño en brazos, éste se ríe y gorgojea. Armando lo abraza y lo besa con infinito amor. La niña que ha visto como toman a su hermano no se queda atrás, un gritito sale de su garganta y estira los brazos, esto ha desarmado a Armando. Toma a la beba y la abraza, la besa, está en una nube, en un maravilloso sueño del que no quiere despertar.

Al rato llega Betty, que ha estado viendo todo desde la cocina, ha llorado. Si quedaba alguna duda por más mínima que sea, ésta ha desaparecido de un plomazo. Armando ama a sus hijos con un inmenso amor, como ella nunca imaginó. Se agacha al lado de Armando, sus hijos al verla le tiran los brazos, y empiezan a llamarla MA, MA, MAMÁ. Betty toma en brazos a Roberto y lo besa, mientras Armando está con Amanda.

Armando al escuchar como sus hijos llaman a Betty. un velo de tristeza se posa en su rostro. Betty que lo conoce sabe que algo le sucede.

B: Armando ¿qué pasa?

A: Nada mi amor, nada. 

Betty que no le cree se lo hace saber

B: A mí no me engañas, algo tienes. -le acaricia con su mano su rostro- Dime ¿qué te pasa, mi vida?

A: Me da cólera y tristeza el no haber podido estar con ellos todo este tiempo, por mi gran estupidez, y que no me reconozcan, que no me llamen PAPÁ. -una lágrima surca su mejilla- Betty acerca sus labios y la seca.

B: ¿Quién te dice que no te reconocen? Ellos saben quién eres, ya te lo dije. Ellos siempre han sabido quién es su padre.

 

Los niños se han dormido en los brazos de sus padres, van y los acomodan en sus cunas. A Armando les cuesta separarse de ellos, todavía le cuesta asimilar que no es un sueño, que su mente no le está jugando una mala pasada.

B: Armando, se han dormido. Vamos a la sala. -éste asienta con la cabeza-.

A: Betty, no estoy soñando ¿verdad?

B: No Armando, somos reales de carne y hueso.

A: Betty, te busque por toda Francia; incluso por Europa, pero no te localicé.

B: Lo sé Armando. 

Ante esta Respuesta Armando abre los ojos como platos.

A: ¿Cómo que lo sabias?

B: Un amigo me ayudó todo este tiempo. ¿Te acuerdas de Michel Doniell? -Armando asienta con la cabeza su rostro de ha endurecido-.

A: Michel Doniell, pero él dijo que no sabía nada de ti.

B: Porque yo se lo pedí. Él me brindó su ayuda durante todo este tiempo. Estuve en su hacienda en las afueras de Paris. Sabía que me buscabas, que viajabas constantemente, pero en mi cabeza retumbaba nuestra última conversación. Eso me dolía mucho, yo no quería, no podría soportar ser plato de segunda mesa, y sobre todo que despreciaras a nuestros hijos.

A: Betty, hace mucho sé que la vida me ha dado una nueva oportunidad de amar, como te dije una parte de mi seguirá amándola, fue una parte importante de mi vida, pero con quien anhelo pasar el resto de mi vida es contigo. Betty cásate conmigo, no porque seas la madre de mis hijos, sino porque no concibo mi vida sin ti. Estos casi dos años han sido un verdadero infierno, TE AMO y quiero estar UNIDO A TI para el resto de mi vida. Sé que me dijiste que lo ibas a pensar, pero no soportaría vivir lejos de ustedes un solo minuto más. 

Con infinito amor la beso, en ese beso no sólo le demostraba cuanto la amaba sino le entregaba su vida, ya que sin ella no podría vivir.

B: Sí Armando, acepto. 

Se volvieron a besar esta vez con pasión, sus cuerpos se anhelaban. Eran casi dos años sin sentirse. Betty se levantó, tomó la mano de Armando y lo guió a su dormitorio. Se acariciaban, se besaban con gran pasión y deseo, sus ropas duraron poco sobre ellos.

Armando la alzó en brazos, la recostó sobre la cama y la cubrió con su cuerpo, no necesitaron mucho para estar totalmente excitados, de una embestía se fundieron en uno solo, juntos llegaron al clímax. Él hubiese querido hacerla disfrutar más, pero si no la poseía en aquel momento moriría. Recostados con la cabeza de ella sobre su pecho recuperaban su ritmo respiratorio.

B: Armando ha sido maravilloso.

A: Sí, ha sido muy, pero muy lindo.

A: Amor ¿qué te parece si el fin de semana nos casamos? 

Betty se reincorpora en un codo, y le dice:

B: ¡Estás loco, sólo faltan cuatro días!

A: Ya le dije señora que no puedo vivir sin usted -y le besa la nariz-.

B: Pero Armando es muy rápido, hay que alistar papeles, hacernos exámenes, en fin mil cosas.

A: Si yo sé, pero mi mamá nos ayudará. Sé que mi papá hablará con el obispo para facilitarnos las cosas, mamá se encargaría de la fiesta en el club, hay que avisarle a Camila, Marce y Maribet para que vengan.

B: Armando ¿estás hablando en serio? ¿Me estás proponiendo matrimonio por la Iglesia?

A: Como sino, no señora con usted es para toda la vida.

Una llorosa Betty lo besa con infinito amor.

B: Siendo así, sí acepto.

A: Perfecto, avisaré a mis padres.

Se levanta de la cama totalmente desnudo, hacía tiempo que Betty soñaba con ese cuerpo. Estaba más delgado, pero más musculoso y firme. Armando toma su celular inconsciente de todo lo que está despertando en Betty. Marca el número de la casa de sus padres. Al primer timbre contesta su madre.

Marg: Aló ¿Con quién desea hablar?

A: Hola mamá soy yo, vieras la noticia que te tengo.

Marg: Se te oye muy feliz hijo. Me supongo se ustedes se habrán arreglado.

A: Mamá, ¿ustedes cómo sabían que yo y Betty…?

Marg: Fácil hijo, Sandra nos contó. Como nos alegra, aquí estamos tu papá, Mario, Sandra y yo esperando noticias de ustedes.

A: Jajajajaja con que ustedes sabían jajajaja y yo que les iba a dar una alegría y veo que llego tarde.

Marg: Jajajaja Hijo que salida tienes.

A: Mamá, ocupo tu ayuda. Me caso el sábado por la Iglesia, necesito que papá hable con el obispo, organizar la fiesta, avisar a Camila, Marce y Maribet, que Hugo haga el vestido de Betty, comprar la ropa de los mellizos, en fin todo.

Marg: Jajajjaja. Hijo tranquilo, respira. Estás loco, para el sábado son sólo cuatro días.

A: Sí mamá, loco por mi Betty y mis hijos.

Marg: Bueno, pues no hay más que decir, manos a la obra.

A: Sabía que podía contar con ustedes.

En eso Armando vuelve a ver a Betty y la ve salir del baño con una pijamita muy sexy, y lo único que atina a decir es: 

A: Adiós mamá. -y cuelga-.

La mirada felina de Betty le dice a Armando que ella está muy excitada, él se percata que está totalmente desnudo y que su miembro ha empezado a reaccionar con sólo ver a Betty tan sexy. Betty se le acerca, lo toma de la mano y le dice me toca a mí darte una sorpresa. Sienta a Armando en el borde de la cama, éste empieza a subir por sus piernas cuando llega a la parte alta de sus muslos se da cuenta que Betty no lleva nada, esto lo pone a mil, pasa su pulgar por sus rizos buscando a su amigo. Betty está de lo más excitada, pero toma las manos de Armando y le dice quieto grandullón. Lo acuesta en la cama, saca de la mesa de noche dos medias pantis y le amarra las manos a Armando a la cabecera de la cama, empieza a descender por su cuello, su pecho allí se entretiene con sus pezones los lame, muerde, succiona, Armando emite gemido de placer que hace que Betty sea más consiente del placer que le está dando.

B: ¿Te gusta mi vida?

A:  Me estas matando, amor. 

Betty sigue descendiendo, besa su ombligo y baja hasta su entrepierna.

B: Veo que estás disfrutando. 

Con suma delicadeza empieza a besar su miembro, baja hasta sus testículos, los besa, los lame y los muerde. Armando está que ya no puede más, siente que en cualquier momento va a estallar y se lo hace saber a Betty.

A: Amor, si no entro en ti voy a morir. 

Pero Betty tiene otra cosa en mente, vuelve a su miembro y empieza a lamerlo, con sus manos empieza a masajearlo de arriba hacia abajo, a medida que hace esto este se va poniendo más hinchado y duro, sabe que Armando está a punto. Se lo introduce en su boca y empieza a hacer el mismo movimiento que hacía con sus manos hace algunos instantes, empieza a sentir como Armando se empieza a retorcer. Sabe que está a punto de llegar al orgasmo, pero no se detiene cuando ve que Armando ya se va a derramar se sienta sobre su miembro y se deja llevar, no tarda mucho en llegar ella también a tan deseado orgasmo. Este juego que hizo con Armando la tenía muy excitada viendo como él disfrutaba cae sobre Armando exhausta después de tan maravilloso placer, jala las amarras y Armando logra liberar sus manos.

A: Pequeña bruja, eres maravillosa, simplemente lo máximo. 

Empieza a besarla y su miembro empieza a reaccionar, abraza a Betty para hacerle sentir su necesidad a lo que Betty responde.

B: ¿Quieres fiesta?

 Lo único que se escucha es la carcajada de Armando.

A: JAJAJAJAJA. Mi niña, es que con sólo besarte mira cómo me pones.

 Y empieza a besar su cuello y su espalda, está tan entretenido en ello que no percata de que Betty se ha dormido. 

No le queda más que decirle a su fiel amigo:

A: Se nos durmió la reina.

Continuará…

 ⊱• UNIDO A TI •⊰

Capítulo 17

Autora: Andrea-Anacalce

Portada: Solo Amo

Esta historia es una adaptación de la novela “Betty la Fea”, propiedad de RCN TV, escrita por el Gran Maestro Fernando Gaitán, respetando los derechos de autor.